Vida… Efímera… Fugaz…
Pensamos que la controlamos, que está en la palma de nuestra mano y que si la agarramos no se escapará. Sin embargo, llega un momento en el que, sin que apenas nos demos cuenta, se desvanece como el humo, se nos escurre entre los dedos transformada en un caudal de lágrimas…
Inevitable…
Un día están aquí, haciéndonos sonreír y, en un instante, nos los arrebatan sin pedirnos permiso, sin pensar en nosotros, en nuestros sentimientos, sin avisar siquiera para prepararnos… Los apartan de nuestro lado…
Sólo nos queda la nostalgia, el refugio de nuestros pensamientos, la fuerza del recuerdo, el consuelo de que permanecerán en nuestra memoria pase el tiempo que pase. Caiga la lluvia que caiga sus huellas no se borrarán y su risa se seguirá escuchando por encima del estruendo de la tormenta.
No debemos olvidarlos. Recordar los buenos momentos es lo que nos mantiene fuertes y nos ayuda a seguir tras una triste pérdida…
Descansarán en paz en nuestra memoria, por toda la eternidad…
martes, 11 de mayo de 2010
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