El mundo continúa girando y no se detiene ante nada.
La Tierra sigue rotando y mantiene su viaje en torno al Sol.
El tiempo transcurre, las agujas pasean por la esfera del reloj y no encuentran obstáculos en su camino; la arena sigue cayendo...
El Sol aparece y desaparece como cada día, dejando paso a la Luna, que vela sus noches y vigila la Tierra en su ausencia.
Los pájaros mantienen su constante ir y venir, guiándose por sus propios instintos.
El cielo cambia su color, el verano deja lugar al otoño y éste, a su vez, al invierno, antes de que la primavera regrese.
El Sol regresa tras la tormenta y la vida da paso a la muerte...
Todo está en constante movimiento.
El mundo gira y gira a tu alrededor mientras tú permaneces impasible ante los cambios, ante la evolución de tu entorno.
Conservas aún los recuerdos de tu infancia. Evocas cada palabra escuchada, cada flor percibida, cada abrazo recibido, cada deseo anhelado...
Mantienes las ilusiones que te hicieron feliz tiempo atrás, sin saber que ya no sirven de nada.
Proteges esa sonrisa que consigue que todo parezca más sencillo, más bello y menos oscuro, pero, ni aun encerrándola bajo siete llaves podrás impedir que se deteriore.
Siempre habrá algún factor que contribuya a que las flores pierdan su color, marchiten y caigan, pues, aunque alguien cuide de ellas, las mime y esté pendiente de ellas...
¿quién es capaz de vencer al viento, a la tempestad?
jueves, 26 de agosto de 2010
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