"Aún me pregunto si hice lo que debía al abandonar esta ciudad flotante, y no lo digo sólo por el trabajo. El caso es que un amigo así, un amigo de verdad, sólo se encuentra una vez en la vida. Si decide abandonar el bamboleo del mar, si quieres sentir algo más sólido bajo los pies, entonces dejas de escuchar la música de los dioses a tu alredededor. Pero, como solía decir él, nunca estás realmente acabado mientras tengas una buena historia y alguien a quien contársela. Lo malo es que nadie se creería ni una palabra de la mía..."
"Toda aquella ciudad. No se veía el final. El final. Por favor. ¿Puede mostrarme dónde acaba? Todo iba muy bien en la escalerilla. Y yo estaba impecable, con mi abrigo. Era un espectáculo. Iba a bajar. Te lo prometo. Ese no fue el problema. No fue lo que vi lo que me detuvo, Max. Fue lo que no vi. ¿Puedes comprenderlo? Lo que no vi. En toda aquella inmensa ciudad había de todo menos un final. No había final. Lo que no vi fue dónde terminaba todo aquello. El final del mundo. Fíjate en un piano, las teclas empiezan, las teclas acaban. Sabes que hay 88, nadie puede discutírtelo. No son infinitas. Tú eres infinito. Y en esas teclas, la música que puedes hacer es infinita. Eso me gusta. Así, sí puedo vivir. Pero si me subo a esa escalerilla y me pones delante de un teclado con millones de teclas, millones y millones de teclas que no tienen fin, y ésa es la verdad, Max, no tienen fin. Ese teclado es infinito. Y si ese teclado es infinito no hay música alguna que puedas tocar en él. Te has equivocado de taburete. Ése es el piano de Dios. Cielo santo, ¿viste aquellas calles? Sólo las calles. Había miles de calles. ¿Cómo lo hacéis allá abajo? ¿Cómo escogéis una sola?Una mujer, una casa, una parcela de tierra que sea tuya, un paisaje que contemplar, una forma de morir.Todo ese mundo pesa demasiado y ni siquiera sabes dónde acaba. Es decir, ¿no te asusta? ¿Nunca el hecho de hundirte sólo de pensarlo? ¿Sólo de la enormidad de vivir en él? Max, yo nací en este barco. Y el mundo ha pasado ante mí. Con 2.000 personas cada vez. Y aquí había deseos, pero no más de los que cabían entre proa y popa. Yo interpretaba mi felicidad, pero en un piano que no era infinito. Aprendí a vivir de esa forma. ¿La Tierra? La Tierra es un barco demasiado grande. Una mujer demasiado hermosa. Un viaje demasiado largo. Un perfume demasiado fuerte. Es una música que no sé tocar. Nunca podría bajarme de este barco. Como mucho, puedo bajarme de mi vida. Al fin y al cabo, yo no existo para nadie. Tú eres la excepción, Max. Tú eres el único que sabe que estoy aquí. Eres una minoría. Y más vale que te acostumbres."
- ¿Qué era eso?
Max: -No lo sé.
- Cuando no sabes lo que es... Es JAZZ.
Novecento: -Dime una cosa. ¿Tienes hijos?
Max: -No.
Novecento: -Ah... Mierda... Te van a encerrar en un orfanato un día de estos.
Max: -¡Ay mamá!
Novecento: -Vaya, veo que sabes de caballos.
Max: -Sólo un poco...
- ¿Es usted el que toca diez clases de Jazz mezcladas en una?
Novecento: -Pues la verdad no las he contado... Yo solamente toco el piano.
- Pues ya puede empezar a contar amigo. Nos envía el tío que inventó el Jazz.
Novecento: -¿Enserio? ¿Y qué quiere de mí?
- Le reta a un duelo de piano.
domingo, 14 de marzo de 2010
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allí abajo todo está tan quieto y silencioso... es una eztraña canción de cuna... hay un silencio donde nunca ha habido soledad... allí abajo, en el océano..
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